SAN ENRIQUE DE OSSÓ
Enrique de Ossó,
sacerdote, fundador de la Congregación de Hermanas de la Compañía de Santa
Teresa de Jesús, es uno de los hombres de Dios, que en el siglo pasado,
contribuyeron a mantener viva la fe cristiana en España, con una fidelidad
inquebrantable a la Iglesia y la Sede Apostólica. Nació en Vinebre, diócesis de
Tortosa, provincia de Tarragona, el 16 de octubre de 1840. Su madre soñaba
verlo sacerdote del Señor. Su padre le encaminó al comercio.
Gravemente enfermo, recibió la primera Comunión por Viático. Durante el cólera
de 1854 perdió a su madre, y en este mismo año -trabajaba como aprendiz de
comercio en Reus- abandonó todo y se retiró a Montserrat. Vuelto a casa con la
promesa de poder emprender el camino elegido, inició en el mismo año 1854 los estudios
en el Seminario de Tortosa.
Su gran obra fue la Congregación de las Hermanas de la Compañía de Santa Teresa
de Jesús que se extendió, viviendo aún el Fundador por España, Portugal, México
y Uruguay. En la actualidad la Congregación se extiende por tres continentes:
Europa, África y América.
San Enrique quiso que sus hijas, llenas del espíritu de Teresa de Ávila, se
comprometiesen a "extender el reino de Cristo por todo el mundo",
"formando a Cristo en la inteligencia de los niños y jóvenes por medio de
la instrucción y en su corazón por medio de la educación".
Es el mensaje de su vida: siempre fiel a las mociones del Espíritu
Santo, vivió como apóstol que transmite la fuerza del Evangelio animada por la
comunión constante con Dios y por un amor inmenso a la Iglesia. Su existencia,
consumida al servicio de los hermanos en una entrega sin límites, revela que el
verdadero amor de Cristo cuanto más posee a un ser lo hace más disponible a la
caridad siempre nueva y siempre colmada de quien intenta ser reflejo de la
presencia de Dios y de su amor en el mundo.
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